miércoles, 23 de enero de 2013

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¿Quién me lee? ¿Quién me ve? ¿Quién me entiende?
Quién, quién, quién... ¿Quién está ahí? Pregunto a la nada, y ya ni el silencio me responde, el eco de mi murmuro se deshace en el poco espacio que hay entre las paredes, como hojas secas y quebradizas en otoño pero con un poco más de frío. Alguien habrá de leerme, alguien habrá de verme en la calle pero pocos muy pocos habrán de entenderme. Han existido algunos (debería decir algunas) que creen saber como funciono pero si ni yo mismo lo sé ¿Cómo lo podrían saber ellos? Quizá no sepa que es entender, parece que quisiera que leyeran mis pensamientos para evitarme comunicar algo, quiero esa mirada de complicidad y esa tenue sonrisa que se da entre dos personas que no necesitan las palabras para poder hablarse. Quiero entenderte, quiero hablarte, quiero que me digas con los ojos como te sientes, que tu solo tacto demuestre empatía, coraje, o desahgo. Quiero que tu boca se mueva sin hablar que tu sonrisa me diga la inmensidad de tu dicha y que tus lágrimas me digan lo profundo de tu pena, quiero que tus besos me digan lo que necesito saber y que tu ausencia me diga que volveras. Susurro palabras a la soledad y ya ni escucho mis ecos, creo que tanto fue el tiempo que no necesite de usar las palabras que ya no sé hablar.

viernes, 7 de diciembre de 2012

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Abrí los ojos y no vi nada, no vi nada porque no había nada; los cerré y volví a ver todo lo que había, lo que pensé existía.

Nunca pensé en voltear a ver mis manos, mis pies. No pensé el verme a mí mismo ¿Hubiera temido el haberme dado cuenta que no existo, que sólo soy lo que imagino y no lo que veo?

Abrí los ojos y ya no los quize cerrar, aunque murmurllos de lejos me dijeran que me alejaba de la realidad.

martes, 23 de octubre de 2012

Me dueles

Me dueles...

Me dueles suavecito, me dueles despacito así de poquito en poquito.

Me rompes en pedazos que son los mismos y que sé donde, como y cuando recoger.

Me dueles de lejos, me dueles de cerca. Con una cerveza llena pero un poquito más con una vacía.

Me dejas entre gente, entre risas y amigos. Me dejas solo con ellos para que no tome cuenta de tu ausencia, pero lo hago porque sólo veo las sombras, escucho voces vacías y siento lejanas caricias.

La lluvia se acerca y corro hacia una puerta para la cual no tengo llave. Ahí afuera veo, ahí afuera huelo el olor, siento el calor. Algo así como frutas tropicales, maduras, suaves, añejas.

Me pierdo en el instante antes de la primera gota que amenaza con borrar mi memoría, y en lo que parpadeo ya no huelo, ya no te veo, ya no siento pero todavía te pienso.

Y los vientos tiran otra vez los pedacitos que me duelen, pero me duelen poquito. No soy masoquista ni nada por el estilo mas he de confesar me gusta cuando lo hacen porque se asemeja tanto tu cariño.

¿Si sabes cómo? Pues así, suavecito, despacito y de poquito en poquito.

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Olor a frutas maduras que se pierde con la lluvia de otoño.
Nos vemos y no somos otros, somos los mismos, somos los mismos.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Tiempo

Y de momento se me ocurre pensar que el tiempo está vivo y que es como un niño;
un ser eterno que morira cuando ya nadie lo contemple y cuya única diversión es correr rápido cuando no lo vemos y parar cuando lo hacemos.

miércoles, 9 de mayo de 2012

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Y pareciera ser que la mediocridad desborda por los poros de esta generación como un repulsivo e inmundo pus.

Me pregunto si todo esto no es más que una cuestión de percepción. El imperialismo nos impone, quiere definirnos, darnos un tipo de vida en donde consumimos y proveemos sin emoción o sentimiento.

Nos dibujan una raya y a la menor desviación somos catalogados como unos ineptos; Aquellos que nos atevemos a soñar y muchas veces (si no es que todas) a fallar somos los pusilánimes.

Mi intención no es justificarme ni muchos menos a los otros huevones mas a pesar de todo sigo pensando que uno (si no es que el mayor) de los problemas de esta vida es en verdad que no tenemos música de fondo.

Tan vano y tan superficial pero que más da...

domingo, 6 de mayo de 2012

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La naturaleza se imita a si misma. Las personas son como las uvas, unas siempre rectas siguen su propósito siendo usadas como tal; otras son olvidadas perdiéndose hasta descomponerse y morir; algunas exceden el punto de vuelta convirtiendosé en vinagre, útil pero dejando algo más que desear y otras tocan el punto exacto para llegar a ser un exquisito vino aunque se debe reconocer que hay de vinos a vinos.

La vida imita a la vida y la sociedad se refleja en la cocina.